Mirar al mundo con otros ojos
NURIA CHINCHILLA
Profesora de IESE Business School
Algunas capacidades específicas de la mujer, tales como su predisposición a recordar y reconocer, su mayor capacidad verbal, su atención a los detalles y su empatía, definen por qué es ella el agente de cambio necesario para regenerar la sociedad actual, siempre que actúe desde su feminidad en los diferentes ámbitos del ecosistema humano: la familia, la empresa y la sociedad.
Mirar al mundo con ojos de mujer fue el lema de la IV Conferencia Mundial de la Mujer que tuvo lugar en Beijing en 1995. Lo que ya entonces se pedía era introducir criterios más humanos en las distintas instancias de decisión.
El entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), que hoy impregna todos los ámbitos, requiere de la presencia femenina, mucho más flexible, que sepa extrapolar la organización familiar y sus valores al mundo empresarial. El modelo de empresa que puede aportar la mujer está mucho más acorde con lo que requieren estos nuevos tiempos. En general, ellas no perciben la participación y la delegación como pérdidas de
autoridad, sino como parte integrante de su función directiva. Por eso tienden a fomentar el trabajo en equipo entre sus colaboradores, permitiendo su desarrollo profesional y personal.
El estilo directivo en femenino se caracteriza también por dar un gran valor al compromiso en las relaciones interpersonales, percibiendo posibles conflictos y afrontándolos con mayor tacto. La mujer puede aportar la humanización del ambiente de trabajo, el trato amable de las personas y el uso flexible de los sistemas formales, tantas veces inhumanos, buscando la cooperación y el consenso más que la competición.
Por otro lado, la maternidad supone un enriquecimiento no solo personal, sino también social y empresarial, ya que se desarrollan competencias muy útiles para el trabajo: mayor sensibilidad, capacidad de negociar, de organizarse, delegar...
El cambio necesario hoy es que hombres y mujeres compartan un proyecto común: construir una sociedad justa, inclusiva, cohesionada, feliz y sostenible, donde se desarrolle el mejor capital humano y social.
Aportamos el trato amable,
la cooperación y el consenso
más que la competición
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