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Grandes superficies
El índice de ventas en grandes superficies de Catalunya a precios corrientes disminuyó en septiembre un -5,2% respecto al mismo mes del 2019, según los datos recogidos por el Institut d'Estadistica de Catalunya (Idescat). En comparación con el mes de agosto, también se produjo una disminución de los datos de un -3,9%.
8,4%
Alimentación
Las ventas de productos alimentarios crecieron un 8,4% en el periodo enero-septiembre.
-26,9%
Otros productos
Las ventasde productos no alimentarios cayeron un 26,9% en el periodo enero-septiembre.
LA REFLEXIÓN
PARA TOMAR DECISIONES DE CUALQUIER TIPO HACE FALTA MUCHA PAZ INTERIOR
Gestión
Paz necesaria
Vivimos en una época en que la innovación y la creatividad son esenciales en cualquier negocio. Mejorar el producto o servicio es imprescindible pero enseguida nos copian e imitan los competidores.
nuestros competidores. Y, en algunas ocasiones, hacen algo que no pensamos y nos obligan a replantear nuestra oferta.
Recuerdo cuando lanzamos la campaña publicitaria de un detergente para prendas delicadas de Henkel, con suavizante incorporado: Perlan. La competencia tardó mucho en encontrar una característica similar para batirnos. Hoy, en cambio, cualquier nuevo argumento que tengamos para nuestro producto o servicio es imitado al instante. Solo hace falta que se fijen en lo que anuncian los bancos y se darán cuenta de que hoy vamos de hipotecas, mañana de renting de automóviles y pasado de créditos al consumo… todos a la vez.
La creatividad seguida de la imitación es la que hace que las estanterías de los supermercados estén repletas de ofertas inacabables: cada marca se estira como una goma elástica para llegar a
XAVIER OLIVER
Profesor de IESE Business School
C uando nos cruzamos con
gente que va a toda pastilla, lo notamos enseguida: tienen los ojos centelleantes y vivarachos, cuerpos que se mueven sin parar, lenguaje sobresaltado y rápido, escuchan poco y hablan de más, dicen más de lo que saben y son capaces de encontrar argumentos a su favor debajo de las piedras, aunque no sean ciertos. Y son personajes agradables porque nos dan vida, nos reconfortan, nos ayudan a pensar más y a proyectarnos más lejos. Son innovadores y creativos porque saben revolucionar su cerebro y eso les produce más conexiones neuronales que les permite seguir inventando y creando.
Vivimos en una época en que la innovación y la creatividad son imprescindibles en cualquier negocio. Mejorar el producto o servicio es imprescindible pero enseguida nos damos cuenta de que nos copian e imitan sin cesar
los nichos más pequeños: un yogur -que se vendía cada vez menos- se convierte en mousse y se renueva constantemente con los sabores más diversos: mediterráneo, frutas tropicales, flores de la sabana… y estoy seguro de que ustedes tienen la tentación de probarlos para ver qué hay de nuevo.
Piensen por un momento cuantas cosas nuevas compran a lo largo de un año y me darán la razón: desde un nuevo coche comprado a base de pagos mensuales fijos que le permiten cambiarlo a los tres años, pasando por un carbón que no mancha para la barbacoa y acabando con un chocolate relleno de "caramel cream". Vamos acelerados y la industria así lo requiere, nos reinventamos constantemente.
Pero hay que encontrar la paz. Hay que reequilibrar nuestro organismo para encontrar a nuestro propio ser. Quizás la palabra que más define lo que deseo transmitirles es contemplar. Fluir y contemplar.
Hablaba hace un par de días con un amigo y le recomendaba que disfrutase de su propia compañía, que descubriese que puede ser absolutamente feliz sin necesidad de llenar el tiempo y el espacio que le circundan. Él es un trabajador infatigable y durante los principios de la pandemia su ritmo de trabajo bajó muchísimo por falta de ventas. Entró en un estado de inquietud que le llevó a hacer todo lo imaginable para volver a segregar la misma adrenalina que antes, y no lo consi
guió. Y se despistó buscando lo que no encontraba y encontrando lo que no quería. Porque, como escribí en un artículo anterior, somos una gota de agua de un río que fluye continuamente y que por más que queramos, no podemos salir de él.
Pero lo que si podemos hacer en el río es dejarnos llevar y contemplar, disfrutar del simple hecho de ser y estar, mirar a nuestro alrededor y comenzar a ver lo mucho que tenemos y lo valioso que es existir. Aprendí a contemplar a los 16 años y seguí aprendiendo hasta hoy. En mi etapa de monje y ermitaño perfeccioné mi capacidad de callar y ser, pero ha tenido que venir el confinamiento para dar un salto adelante en ese extraño estado de contemplación. Y puedo asegurarles que soy mejor en todo lo que hago porque me cuestiono muy poco lo que me rodea y vivo en esa impermanencia constante que me hace estrenar cada segundo como si fuese el último.
Para tomar decisiones de cualquier tipo, que es lo que enseñamos a hacer en el IESE, hace falta mucha paz interior, mucha cabeza, mucho corazón y mucha alma para no dejarse llevar por el tópico de hacerlo lo mejor posible. Si solamente la fuerza de la razón nos gobierna, no llegaremos nunca al máximo de nuestro potencial porque nos estaremos olvidando de una parte de nosotros mismos que es imprescindible para decidir. Pero ¿cómo se aúnan la razón con el corazón y el alma ¡Fluyendo y contemplando!