CRÍTICA DE ÓPERA
Don Giovanni en Sónar
DonGiovanni
Intérpretes: Mariusz Kwiecien
(DonGiovanni), SimónOrfila
(Leporello), CarmelaRemigio
(DonnaAnna),MiahPersson
(DonnaElvira),JuliaLezhneva
(Zerlina).
Producción: Liceu, ROH, Opera de
IsraelyHouston GranOpera.
Lugaryfecha: Liceu (19/VI/2017)
JORDI MADDALENO
La artista islandesa Björk ha sido
unadelas protagonistasestrella del Sónar de este año. Su exposición Digital (en el CCCB hasta el 24 de septiembre) permite al espectador hasta introducirse en la boca de la cantanteyexperimentar unainteracción en 3D. Bien, esta producción de Don Giovanni, firmada por Kasper Holten, sigue esta estela moderna y digital, pero aquí el espectador se introduce directamente en la mente e interior del protagonista, DonJuan, para conocer de primera mano sus miedos, frustraciones, temores y anhelos. Preside el escenario una casa giratoria,
donde escaleras, puertas y ventanas muestran metafóricamente el devenir delarquetipo de eterno seductor, como un alma solitaria, escapistaydeunnihilismofinal lleno de desasosiego. Esta lectura nada seductora y más bien autodestructiva sería la seña principal de un montaje donde las proyecciones conducen al espectador a un viaje interior estimulante. El resultado funciona a medio gas, ya que el insistente uso del blanco y negro general, el repetitivo uso de las proyecciones con nombres en las paredes y un movimiento escénico que puede marear, a veces son cosas que despistan másque explican.
Marius Kwiecien triunfó como protagonista con una voz homogénea, bien timbrada aunque algo
opaca. Contagiadocomounhastiado DonJuan, su canto aveces pecó de inexpresivo a pesar de tener un instrumento idóneoypoderoso. Le robó el protagonismo el Don Ottavio, de legato aristocrático y fraseo pulido, de Dmitri Korchak, quien literalmente paró el tiempo con un Dalla sua pace mágico e inolvidable. Cómico, desenvuelto y dominando el rol, el Leporello de Simón Orfila tuvo la complicidad del público rendido a su interpretación. Sonoro y tosco el Masetto de Valeriano Lanchas, quien parecía más bieneltíoqueelmaridodeZerlina. Eric Halfvarson dictó solemnidad y madurez como intachable Commendatore. En el apartado femenino lo irregularfue común. En su debut, Carmela Remigio dio el porte
como DonnaAnna, perodemenos amásconunNonmidirfinalmedido ymeloso. Miah Perssondesgranó una Donna Elvira atormentada en busca de un lirismo que se le escapa,a pesar de la belleza de su instrumento. Julia Lezhneva enamoró asus fanscomoZerlina, debut en el Liceu, con algún sonido fijo pero de preciosas variaciones. Triunfó el trabajo puntilloso y orfebre del maestro Pons, dando relieve a la maravilla sonora de la orquestación mozartiana. Vientos, cuerdas, metales, fueron secciones vívidas, con brío y elegancia, con mención dehonorparaDaniEspasaalclave. Impecable labordel coro yfigurantes, en una interesante velada para el título más complejo y difícil del repertorio mozartiano.«