LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
Sin suministros y Schengen lleno de fronteras
La cumbre del coronavirus coincidió con el 25 aniversario de la entrada en vigor del acuerdo de Schengen, que suprimió los controles fronterizos entre los países firmantes el 26 de marzo de 1995. Un cuarto de siglo después, más de una docena de socios de Schengen (entre ellos España) han reestablecido los controles fronterizos internos y todos los socios de la UE (salvo Irlanda) han impuesto restricciones al paso de sus fronteras exteriores, según el recuento recogido en una nota interna de la Comisión. El mismo documento indica que las principales rutas de transporte europeas, que absorben el 75% del tráfico de mercancías por camión, han sufrido limitaciones y retrasos en la cadena de suministros de más de 24 horas, incluido el transporte de material médico.
los eurobonos que habían planteado nueve países encabezados por España, Francia e Italia. El presidente francés, Emmanuel Macron, defendió ese instrumento con el argumento de que esta no es una crisis como las anteriores y que afecta a todos por igual.
Italia logró también que del documento saltara la única medida concreta planteada a corto plazo: la petición a los ministros de Economía de la zona euro para que rematen una suerte de red de seguridad que podría permitir a las naciones en dificultades acudir a una línea de crédito de emergencia del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que tiene una capacidad de hasta 410.000 millones de euros.
Pero esa referencia al fondo de rescate europeo, cuya utilización evoca el peligroso estigma de los países rescatados durante la crisis financiera, soliviantó a Conte, que se niega a utilizar un instrumento pensado para crisis de deuda. Según las fuentes consultadas, Merkel advirtió de que no se rechace de entrada esa solución, visto que tiene más posibilidades que los eurobonos.
El grupo más ambicioso, en el
Sánchez participa en La Moncloa en la cumbre del Consejo Europeo, realizada por videoconferencia, en una fotografía facilitada por el Gobierno.
El plan de choque europeo encalla por el bloqueo de Alemania y Holanda
España fuerza con el apoyo de Italia que las negociaciones se retomen en 15 días
B. DE MIGUEL / LL. PELLICER, Bruselas
La esperada cumbre europea sobre la crisis del coronavirus se saldó anoche con un choque frontal entre los países partidarios de un Plan Marshall, liderados por el presidente es
pañol, Pedro Sánchez, y los socios reacios a una intervención masiva, con Alemania y Países Bajos como grandes obstáculos. El objetivo de la cita era pactar una "estrategia coordinada" para recuperar la normalidad social,
económica e industrial del continente una vez se supere la pandemia. Sin embargo, la férrea oposición del Norte a compartir los costes de la peor crisis sanitaria vivida en Europa en los últimos tiempos impidió mayor concreción.
La cumbre estuvo a punto de acabar en un rotundo fracaso cuando Sánchez y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, se negaron a secundar una declaración conjunta llena de vaguedades y sin medidas concretas. La presión de España, que impuso la concreción de plazos, e Italia hizo que los Veintisiete dieran 15 días al Eurogrupo para que presente propuestas con las que afrontar un "shock sin precedentes". El texto vago e impreciso parecía pactado cuando, según fuentes diplomáticas, el presidente del Conse
jo Europeo, Charles Michel, preguntó a todos los participantes en la videoconferencia si había acuerdo. "No", advirtió Sánchez, según dichas fuentes. Y advirtió que no suscribiría "ningún acuerdo que no fije un mandato claro para que los ministros de Economía puedan seguir trabajando" en un plan anticrisis.
La amenaza del veto, secundada por Italia, obligó a Michel a replantear los términos del texto. Y, tras un prolongado rifirrafe (la videoconferencia se prolongó seis horas), se aceptó incluso con
cretar un plazo para que los ministros presenten el nuevo plan. "Dentro de tres semanas", fue la oferta de Bruselas. "Para nada, 10 días", exigió Roma. Resultado: los ministros disponen de 15 días para plantear las iniciativas que podrían llevar a un plan de reactivación de la economía europea, condenada a una recesión durante este año por el impacto de la pandemia.
La reunión por videoconferencia vivió claros momentos de tensión, con la repetición del pulso entre el Norte, partidario de que
cada país salga de la crisis con sus recursos, y el Sur, que reclama una actuación coordinada. Se revivió el eterno empate: los defensores de la austeridad siguen bloqueando cualquier paso hacia la mutualización de los costes de la crisis, mientras que los partidarios de compartir costes no pudieron lograrlo ni ante una crisis de estas dimensiones.
Fuentes diplomáticas señalan que Holanda y Austria abanderaron la línea dura, mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, dejó claro que no aceptaría
LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
que militan Italia, España y Francia, representa casi la mitad de la población de la UE. Pero la escala que importa en Berlín o en La Haya es la de los números rojos. Y los nueve países aliados representan el 72% de la deuda púbica de la zona euro. Solo Italia acumula unas deudas pendientes (2,38 billones en 2019) que casi igualan las de Alemania y Holanda juntas (2,47 billones).
Acusaciones del Norte
El Gobierno alemán de Angela Merkel y el holandés de Mark Rutte se niegan a que en este arranque de la crisis se utilicen ya recursos comunitarios. Ambos países, con apoyo de Austria y Finlandia entre otros, prefieren que se explote inicialmente la vía nacional, aprovechando la suspensión temporal del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (que fijaba un límite del 3% del déficit) y la relajación de las normas de ayudas de Estado (que limitaban los subsidios a empresas en dificultades). Esas dos medidas aprobadas hasta ahora, sin embargo, benefician de manera asimétrica a los socios comunitarios, porque solo pueden ser explotadas por los Estados con un amplio margen de maniobra fiscal, como Alemania y Países Bajos. Los que están en números rojos (como España) y con un volumen de deuda cercano al 100% de su PIB (como España y Francia) o por encima del 100% (como Italia) apenas disponen de espacio presupuestario para embarcarse en un gran plan de estímulo fiscal con cargo a las arcas públicas.
El ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra, ha llegado a sugerir en las reuniones mantenidas con sus homólogos por videoconferencia que la Comisión Europea debería investigar por qué algunos países no disponen de ese margen presupuestario a pesar de que la zona euro lleva siete años de crecimiento ininterrumpido, el periodo más largo de bonanza desde el nacimiento de la moneda única en 1999. "El problema es que la crisis del coronavirus todavía no ha golpeado a todos los países de manera simétrica", señala una fuente diplomática meridional. Los países del Sur están convencidos de que el brutal impacto acabará sintiéndose en toda la UE. Y que entonces llegará el momento de pactar a nivel europeo un gran plan de estímulo, calificado por el presidente Sánchez como un Plan Marshall.