Los precios se hunden pese a que la alimentación está disparada
Pablo Cerezal. Madrid
La inflación agrava su caída en mayo, lastrada por el descenso de los precios de los carburantes, pero agrava la disonancia que venía produciéndose ya en mayo, ya que los precios de la alimentación siguen disparados, como resultado del mayor consumo por parte de particulares durante el confinamiento, la escasez de mano de obra en la recogida de algunos productos y los mayores costes operativos de los supermercados por las medidas para contener el coronavirus.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) cayó un 1% en mayo con respecto al mismo mes del año anterior, de acuerdo con las cifras publicadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), con lo que se agrava en tres décimas la caída de precios que venía produciéndose en abril. Sin embargo, es necesario tomar este dato con cautela, ya que el descenso se produce, en gran medida, por el abaratamiento de la gasolina y el gasóleo, cuyo consumo ha sido sensiblemente inferior en estas semanas por el confinamiento, lo que ha limitado los beneficios para los consumidores.
En cambio, la alimentación, muy demandada, sigue disparada en mayo aunque en tasas ligeramente inferiores a las del mes anterior. En concreto, los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas suben un 3,5% (frente al 4% en abril), aunque entre ellos destaca el alza de los alimentos frescos, que están un 5,4% más caros que el año pasado. Esto se debe a l mayor consumo de estos productos, sus mayores sobrecostes y la disminución de la oferta.
Coronavirus De hecho, el grupo Grupo especial bienes Covid-19, que incluye aquellos productos donde la demanda ha crecido estos meses, como alimentación, bebidas, tabaco, limpieza y artículos no duraderos para el hogar, productos farmacéuticos, comida para animales y artículos para el cuidado personal, se encarece un 2,8% respecto a 2019. No así, en cambio, los servicios ligados al coronavirus (alquileres, suministros básicos, electricidad, telefonía o servicios en streaming, entre otros), que se abaratan un 4,2%.