Elena Asíns en su lugar habitual de trabajo de su casa en Azpirotz, en noviembre de 2011.
JAVIER SESMA
Adiós a Elena Asíns, la artista al margen
Pionera del 'Computer art' en España, se afincó en Azpirotz hace 22 años
La artista de 75 años obtuvo en 2011 el Premio Nacional de Artes Plásticas y recibió el homenaje del Reina Sofía
ION STEGMEIER
Pamplona
No llovió el lunes en Azpirotz. No fue un día de los que le gustaba a Elena Asíns. Ese día por la tarde la artista más singular que vivía en Navarra murió en su casa-taller. Tenía 75 años. Según informó ayer Efe llevaba unos días enferma y fue encontrada sin vida en la cama; será enterrada hoy en la localidad navarra, por expreso deseo suyo.
A Asíns le gustaban los días de lluvia porque le ofrecían recogimiento, ¿es como una compañía, te empuja dentro de la casa", decía, y dentro de la casa trabajaba e investigaba sin descanso. Lo que la mayor parte de gente considera como ¿mal tiempo", para ella era el mejor. La climatología fue uno de los factores por los que ella, madrileña de nacimiento, decidió afincarse en esa rincón del valle de Larraun hace 22 años.
¿Su felicidad era trabajar, su arte", apuntaba ayer la directora del Museo de Navarra, Mercedes Jover, quien contaba que Asíns llevaba unos años trabajando en dos vídeos dedicados a Antígona. El Museo tenía una obra suya y la artista les donó otra para montar en 2011 la primera microexposición de la pinacoteca. ¿Era un personaje
muy especial, habíamos llegado a entablar amistad, era entrañable, muy cariñosa cuando cogía confianza, y generosa", explicaba ayer Jover. ¿Su obra era muy disfrutable y accesible por su belleza, por su pureza de líneas y desde luego su última producción de vídeo era muy conceptual pero muy humana, muy trascendente", apuntaba.
Asíns fue una pionera. Se habla de ella como ¿la madre del conceptualismo español". A finales de los 60 le mostraron un ordenador que IBM había regalado al creador del Centro de Cálculo en la Universidad de Madrid (hoy Complutense), Mario Barberá. Ocupaba toda una habitación llena de cables y se programaba con tarjetas perforadas. Aquello le fascinó. ¿Me ordenó el cerebro, lo que era superfluo, lo que era necesario, lo que había que poner y quitar", explicaba.
Asíns empezó a utilizar la informática para hacer arte en una España en la absoluta retaguardia cultural. Obtuvo varias becas, entre ellas una del gobierno de Estados Unidos. El jurado le preguntó para qué quería un artista una máquina, no lo entendía, pero ella la necesitaba. Obtuvo la beca, también porque un visitante de una exposición suya salió de allí diciendo que aquello era un lenguaje, y la recomendó. Fue el filósofo y activista Noam Chomsky, y Asíns se puso estudiar en la universidad de Columbia.
Muchos años después el galerista Moisés Pérez de Albéniz produjo varias obras con ella que presentó en Arco y otras exposi
ciones. ¿Elena empezó a trabajar con ordenadores Mac, llevó todo su conocimiento a una técnica que en aquellos momentos no se sabía muy bien qué era pero que ella fue desarrollando hasta que el Reina Sofía le dedicó una exposición fantástica", explicaba ayer.
Asín llevó a cabo más de 40 exposiciones individuales en distintos países, y escribió y publicó ensayos y poemas de poesía experimental en España, Francia, Alemania y Estados Unidos.
En su casa de Azpirotz la tecnología estaba presente con ordenadores de grandes pantallas, im-
El MUN preparaba una exposición
Asins estaba desarrollando actualmente un proyecto para el Museo Universidad de Navarra (MUN), donde se iba a mostrar su obra Menhires junto a otras piezas de nueva creación en una exposición que se pensaba inaugurar en primavera de 2016. La exposición, que ha sido suspendida, pensaba mostrar Menhires en la planta -1 junto a otros dos trabajos: una reproducción en acero y a gran escala de la maqueta La ciudad democrática, pieza que representa una urbe con espacios interconectados y sin jerarquías (en la planta 0) y una videoinstalación de una decena de piezas audiovisuales sobre Antígona (en la sala Torre).
presoras y diversos cachivaches que convivían con los libros. ¿Mientras vivimos tenemos una obligación de vivir, y eso implica reciclarse, ir aprendiendo", explicaba esta mujer menuda e independiente. ¿Cuando veo una persona de mi edad que ya se ha jubilado y no hace nada, solo estar sentado y mirar la televisión... esto no es vivir ya, es como si para él se hubiera detenido la historia. No, no. Mientras estás vivo la historia de tu vida continúa", explicaba.
Aquella retrospectiva del Reina Sofía se celebró en 2011, le pilló con 71 años. El reconocimiento, como señala Pérez de Albéniz, acostumbra a llegar tarde para los artistas en España. La distinción del principal museo de arte contemporáneo del país le llegó el mismo año que el Premio Nacional de Artes Plásticas. En 2006 ya había obtenido la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
Fue precisamente el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, quien dijo que Asíns no era una artista marginal, sino al margen. ¿Han tenido que venir nuevas generaciones, veinte años más jóvenes, para comprenderme", se resignaba ella. Su generación no lo hizo, pero a ella siempre le dio igual, hacía lo que creía que tenía que hacer sin preocuparse de la respuesta del público.
Elena Asíns se proponía crear con su obra un mundo perfecto como el de los números, sin sentimientos, con lógica, con matemática. Una de sus series más conocidas es Canons22, los 72 bloques
de un metro cúbico instalados en el malecón de Zarautz.
La artista fallecida decía que había ido a las universidades más a enseñar que a aprender. Estudió Bellas Artes en París; Semiótica, con el filósofo Max Bense, en la Universidad de Stuttgart; pasó por el Centro de Cálculo de la Complutense y en la New School for Social Research de Columbia. Tiene obra en el Reina Sofía, el IVAM, el Spanish Institute de Nueva York o el Bellas Artes de Bilbao.
Oteiza fue uno de sus grandes amigos. Como él, Asíns también tuvo broncas en su vida. En el año 2000 reclamó al Ayuntamiento de Pamplona 8,5 millones de pesetas porque la humedad del Horno de la Ciudadela había deteriorado una obra suya y en abril fue condenada por un delito de injurias contra una galería donostiarra.
Otro de sus temas de interés fueron los menhires, los megalitos y los cromlech. En los años 70 vivía en Hernani y conoció los megalitos guipuzcoanos y le fascinaron. Se sorprendió de la sabiduría de aquella gente que tuvo necesariamente que trabajar en equipo para hacer aquello. Se maravillaba de que en la cueva de Sara sólo utilizaran la pintura para enterrar a los muertos, ya que la tomaban como señal de transcendencia. Ese era el arte que le gustaba, con afán de trascendencia, no el que se hace para detrás de un sofá, según decía. Los menhires de Aralar, de hecho, fueron otro de los factores que le animaron a instalarse en Azpirotz.