JOAQUÍN SOTO MEDINA
L
a doctora Carme Torras (Barcelona, 1956) siempre ha querido comprender cómo funciona la inteligencia. Estudió matemáticas, filosofía y se doctoró en informática cuando la Inteligencia Artificial daba sus primeros pasos. La búsqueda de un campo que fuese más allá de meros datos y abstracciones hizo que se interesara por la robótica. Y no una cualquiera, sino aquella que trabajase en beneficio de las personas. Esto es, la robótica asistencial. Así, Carme Torras puso en marcha durante 2018 el proyecto de investigación Clothilde. El proyecto, llevado a cabo en el Instituto de Robótica e Informática Industrial de Barcelona (CSIC-UPC), desarrolla un robot asistencial capaz de vestir a las personas mayores o con discapacidad. Su interés por este campo le ha llevado a escribir novelas de ficción. En su obra «La mutación sentimental» explora un mundo futuro de humanos sin emociones y dependiente de sus robots asistentes. E incluso ha desarrollado material didáctico para formar en ética a los ingenieros y programadores de máquinas inteligentes.
-Es doctora en informática, pero también escribe ficción y tiene estudios en filosofía. ¿Qué le ha aportado esta formación mix
ta? -A mí me han ayudado mucho mis estudios en filosofía. Siempre digo que una cosa inspira a la otra. Sacas lo mejor de los dos ámbitos. Aporta un desarrollo de la creatividad muy distinto del que se desarrolla en carreras técnicas donde prima la lógica.
-La robótica es la disciplina en la que se especializó. ¿Cómo valoraría el papel actual de la robótica en la sociedad? -Venimos de un mundo donde la robótica
era industrial y poco a poco se está trasladando a la esfera social. Ahora hay pequeños robots que se comercializan, tipo Alexa. Los llaman robots, pero no se mueven: es como tener una tablet. Poco a poco iremos viendo robots en entornos médicos, como hospitales. Lo que nosotros estamos haciendo es el siguiente paso en robótica asistencial: robots que entran en contacto con los enfermos, por ejemplo, para ayudarles a vestir. Como hacemos en el proyecto Clothilde.
-¿Cómo nació este proyecto? -En la robótica indus
trial, las piezas que manejan son
ENTREVISTA
CARME TORRES
ESPECIALISTA EN ROBÓTICA ASISTENCIAL
«Los robots no
sustituyen el
CARIÑO
solo reducen
tareas»
Es la «madre» de Clothilde, el proyecto que diseña un ayudante robótico para ayudar a personas con discapacidad
rígidas normalmente. En cambio, una pieza de ropa tiene infinitas combinaciones. Por eso, una manipulación versátil de este tipo de elementos no está disponible, no existe la tecnología. De cara a hacer realmente una robótica útil en el entorno social creía que era un aspecto indispensable el que manejaran ropa. El proyecto Clothilde es una ERC Advance Grand, unas becas o ayudas muy buscadas llamadas «high risk, high gain». Quiere decir que son difíciles, porque el reto de poder manipular ropa de manera versátil es muy difícil, pero que, si se consigue, se gana mucho.
-¿Por qué es tan difícil de conseguir? -Cuando un robot coge un vaso, el vaso no
se deforma. En cambio, si coge una pieza de ropa ya no es la misma. Pasa de ser un espacio de 6 grados de libertad, a uno de dimensión infinita. Hay que reducirlo de algún modo: no puedes tener en cuenta todas las configuraciones posibles, es inmanejable. Tienes que ver cuáles son las manipulaciones mínimas que te van a llevar a ese estado sin tener en cuenta cada posible arruga que vaya a generar la ropa.
-El robot lo hace con aprendizaje automático y métodos de topología computacional -Todo va orientado a simplificar este espa
cio infinito dimensional. La topología computacional estudia qué agujeros tiene la pren
«LOS ROBOTS ASISTENCIALES
QUE NO TENGAN
INTERACCIÓN
FÍSICA
TARDARÁN
MENOS DE DIEZ
AÑOS EN LLEGAR»
ROBER SOLSONA
da de ropa, qué curvaturas, pero no al detalle. La topología computacional, unida al aprendizaje automático, permite que el usuario o el cuidador, por ejemplo, enseñe al robot cómo poner una chaqueta, una bufanda o unos zapatos.
-¿Cuál es el público objetivo que va a beneficiarse del proyecto Clothilde? -Estamos pensando en centros de rehabi
litación, centros de día, grandes instituciones. El robot que haga todo esto en casa va a ser extremadamente caro. En cambio, los robots que no tienen interacción física llegarán antes, incluso en 10 años o menos.
-¿Su aplicación en personas mayores y con discapacidad tendrá un gran impacto en su calidad de vida? -Es para lo que trabajamos. En mi opinión,
el robot asistencial no va a sustituir a los cuidadores, ni su cariño, sino que va a colaborar con ellos. Les van a liberar de tareas muy repetitivas, como dar de comer o ayudar a vestirse. Todo esto proporciona más autonomía al paciente y dejan tiempo al cuidador para dar este soporte emocional y relacional que necesitan. Sin embargo, el riesgo a veces es que los familiares piensen que ya tienen este cuidador robótico que les soluciona todos los problemas y ya no hace falta que estemos con el abuelo o quién sea. Pueden hacer una dejadez de sus funciones, de darles el cariño y soporte que necesitan.