El 18,5% de los hogares melillenses no puede pagar la luz tras descontar sus gastos básicos
Según un informe publicado recientemente por la Universidad Pontificia de Comillas
El Faro MELILLA
El 18,5% de los hogares melillenses no puede hacer frente a su factura energética una vez que han cubierto sus necesidades básicas. Así se recoge en el Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España 2021, publicado recientemente por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (Cátedra de Energía y Pobreza de la Escuela Comillas) de la Universidad Pontificia de Comillas. Este porcentaje asciende hasta el 20% en Ceuta y se dispara hasta el 22,7% en Extremadura. En el otro extremo se sitúa el País Vasco, con un 9%. Según se indica en este estudio, en general el norte de España y la Comunidad de Madrid presentan una incidencia menor. En el lado contrario se encuentran Extremadura, Canarias y Andalucía, comunidades autónomas con una menor renta neta equivalente.
Las cifras iniciales referidas a este mismo año 2021 recogen un 14,62% de hogares en toda España que se encuentran en esta misma situación. Una cifra algo mejor a la de los dos años anteriores: si en 2019 fue del 15,30%, al año siguiente se experimentó un repunte hasta alcanzar el 16,60%.
Desde la Universidad Pontificia, se hace la siguiente lectura de esta ligera mejoría: "Si bien siempre es positivo que la incidencia en alguna de las dimensiones de la pobreza energética disminuya, tanto el hecho de que la reducción sea contenida y parcialmente causada por el ligero aumento del Salario Mínimo Interprofesional, como que los valores se mantengan en niveles tan altos, nos anima a indicar que estamos muy lejos de poder considerar esta problemática de gasto desproporcionado como bajo control".
Además, los autores del informe hacen hincapié en las grandes diferencias detectadas entre unas regiones y otras: "Las diferencias territoriales son, de nuevo, enormes, lo que sugiere que, de cara a la implantación de medidas paliativas y estructurales contra la pobreza energética es preciso atender con cuidado esta disparidad, extrayendo, por un lado, buenas prácticas de aquellos territorios en los que la inciden
La elevada demanda refrigeración y el nivel de ingresos insuficiente crean un caldo de cultivo perfecto para la proliferación de la pobreza energética.
O, dicho de otra manera, serán pobres energéticos aquellos hogares cuyos gastos energéticos tensionen las finanzas del hogar hasta el punto de tener que limitar otros suministros básicos.
Para calcular este indicador se tiene en cuenta el Salario Mínimo Interprofesional (965 euros en 12 pagas durante el año 2021), que coincide también con la cifra máxima de ingresos procedentes de la Renta Mínima de Inserción (RMI) para este mismo año.
Pobreza oculta Otro indicador contemplado en este informe es el de pobreza energética oculta: es decir, el de aquellos hogares que consumen menos energía de la necesaria por incapacidad económica para afrontar ese gasto. Según este estudio, un 5,4% de los hogares melillenses se encuentran en esta situación. En Ceuta este porcentaje sube hasta el 14,7%, mientras que en Andalucía se dispara hasta el 19% y en Canarias desciende hasta 3,2%. Los autores de este informe justifican los datos de las Islas Canarias (y Melilla quizás también se podría incluir aquí) debido a que es la región con menos demanda energética requerida per cápita debido, afirman, a "tener un invierno muy suave en casi todo el territorio". Puede sorprender el dato de Andalucía, al que también se refie
El informe hace hincapié en las grandes diferencias detectadas entre regiones
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ren: "A pesar de tener una climatología bastante favorable durante el invierno en la mayor parte del territorio, la baja penetración de los aparatos de climatización en las capas con rentas más bajas, la elevada demanda refrigeración y el nivel de ingresos insuficiente crean un caldo de cultivo perfecto para la proliferación de la pobreza energética oculta".
En la media de todo el país, este indicador se ha disparado en los últimos tres años: en 2019 se situaba en el 25,20%, en 2020 subió al 21,10% y el año pasado alcanzó el 31,21%. Esto quiere decir que en España casi un tercio de los hogares gastó en energía menos de la mitad de su gasto teórico necesario para cubrir sus necesidades energéticas (térmicas y eléctricas) una vez aplicado el filtro de la renta.
Retraso en el pago El informe también recoge dos indicadores subjetivos: retraso en los pagos de los suministros y temperatura inadecuada. En 2021, en el primer apartado se incluyó al 9,5% de los hogares españoles y en el segundo a un 14,27%. Estos datos contrastan con los de 2020: 9,6% de retraso en el pago y 10,9% de temperatura inadecuada en casa. Desde la Universidad Politécnica, al analizar este último dato, se señala: "Llama mucho la atención el mal comportamiento de este segundo índice. Es posible que los ecos de Filomena y el frío que nos dejó durante casi dos semanas en amplias zonas del país, calara en el subconsciente de muchos ciudadanos, pero es muy probable también que el indicador está apuntando a algo más, a saber, una tendencia creciente en muchas familias a restringir la calefacción por miedo a la factura".
En Ceuta, el índice se dispara al 22,7%
cia es menor, y dando prioridad a las regiones más desfavorecidas".
Indicador de pobreza Para obtener estos datos, se ha tenido en cuenta el indicador MIS (siglas procedentes del inglés: Minimum Income Standard). Este parámetro parte de la definición de un ingreso mínimo estándar que permita una vida digna. Así, según este indicador, un hogar será pobre energético si tiene un gas
Un 14,62% de hogares en toda España en 2021 se encuentran en esta situación
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to energético excesivo que le obliga a prescindir de otros elementos básicos de la cesta de necesidades. Este indicador supone una aproximación objetiva y absoluta para obtener el umbral que determina la situación o no de pobreza energética por gasto desproporcionado en un hogar.
El indicador basado en el MIS establece como umbral de gasto desproporcionado el que marca una cesta de necesidades básicas. El MIS considera pobres energéticos a aquellos hogares en los que después de sustraer el ingreso mínimo estándar (que incluye todos los gastos no energéticos del hogar para proveerse de sus necesidades básicas) de sus ingresos reales, no disponen de suficientes recursos para cubrir su factura energética.