tanto como cabría esperar del contexto en 2022. Tiene que ver con el indicador de ingreso mínimo estándar (MIS) que calcula los gastos mínimos en elementos básicos del hogar para restarlos a los ingresos y, a partir de ahí, ver qué lugar ocupa el gasto en energía, para examinar si las facturas de luz o gas obligaron a reducir estos otros gastos básicos. El resultado es que en 2022 fueron menos los que tuvieron que hacerlo y que hay «una mejora en la serie histórica» porque el año pasado un 13,1% de hogares tuvo que reducir otros gastos básicos para pagar la energía, mientras que en 2021 fue el 14,6% y en 2020, el 16,6%. La explicación que se da desde la Cátedra de Energía y Pobreza tiene que ver con una mayor renta disponible en los hogares con menos ingresos -más afectados por este indicador- gracias a que en 2022, ante la crisis de precios, el Gobierno aumentó el descuento del bono social y el térmico y también el SMI.
«Barruntamos que los escudos [sociales] que pusimos en marcha funcionaron, algunos pararon el golpe», explica Efraín Centeno, director de la Cátedra de Energía y Pobreza. «Pensamos que el incremento del SMI tuvo efecto. Cuando vemos la comparación del ingreso mínimo estándar comparado con el gasto desproporcionado, seguramente es la subida del SMI que ha tenido impacto en los perfiles más bajos», por ingresos.
Esta conclusión sobre el efecto de aumentar el descuento del bono social es más contundente teniendo en cuenta el análisis contrafactual que hace el estudio para calcular la «brecha energética» en los hogares beneficiados por él. Sin bono social, la brecha entre el gasto real y el requerido sería de 193 euros, mientras que con esta medida fue de 95 euros. «El mensaje es que no se puede bajar la guardia sobre la pobreza energética porque estamos en una situación complicada y preocupante», concluye Centeno.
EN CIFRAS
30,9%
de los hogares en 2022 gastó la mitad o menos de lo necesario en energía para satisfacer sus necesidades
10,6%
de los hogares en 2022 solo gastó un cuarto de lo que habría necesitado para tener una temperatura confortable
13,1%
es el porcentaje de hogares que tuvieron que reducir otros gastos básicos para pagar el correspondiente a la energía
EL APUNTE
Medidas a corto y largo plazo
El estudio de la Universidad de Comillas concluye que «a corto plazo» es necesario aumentar medidas sociales que se han demostrado útiles, pero que a medio y largo plazo es necesario tomar otras más estratégicas como, por ejemplo, rehabilitar edificios que dejen de perder energía.
C O N S U M O
LAS FAMILIAS APAGARON EL TERMOSTATO DE LA CALEFACCIÓN EN 2022
Casi un tercio de los hogares españoles gastaron la mitad en calentar la casa el pasado invierno por «miedo a la factura»
CLARA PINAR
clara.pinar@20minutos.es / @Clara_Pinar
El 'miedo a la factura', a que la crisis de precios de la energía de 2022 disparara el gasto en electricidad o en calefacción, llevó a casi un tercio de los hogares españoles a gastar solo la mitad del dinero que habría sido necesario para mantenerlos a una temperatura adecuada. Dentro de ellos, un 10,6% de los hogares no gastaron más de un cuarto de lo que se habría requerido, particularmente en los más vulnerables, de menores ingresos, que el año pasado vieron aliviada su situación por medidas sociales, como el incremento de los descuentos del bono social y térmico y la subida del salario mínimo interprofesional (SMI). El menor gasto con respecto a las necesidades energéticas reales de cada hogar es la denominada pobreza energética oculta (HEP), uno de los indicadores objetivos de la pobreza energética que, por tercer año consecutivo, ha estudiado la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia de Comillas y que en esta ocasión analiza lo que sucedió en 2022, un año especialmente complicado porque fue el central de la crisis energética debido al encarecimiento del gas por la guerra de Ucrania.
Una mujer baja la temperatura de su casa. GETTY
La pobreza energética oculta hace referencia al gasto en energía que tiene que hacer un hogar para satisfacer sus propias necesidades y el dato de 2022 muestra que un 30,9% gastó la mitad o menos, en lo que sería una HEP 'estándar'. Junto a ella hay una 'severa', el 10,6% de los hogares que en 2022 solo gastaron un cuarto de lo que habrían necesitado para tener una temperatura confortable en casa. Según los autores del informe, se
refleja un «comportamiento generalizado, una tendencia al miedo a la factura, a gastar menos y tener la temperatura de la casa más baja o no calentar todas las habitaciones».
Murcia fue la comunidad con más hogares en esa situación, seguida de Extremadura, Andalucía y Comunitat Valenciana. Madrid, Cataluña, Aragón Navarra, País Vasco, Cantabria y Asturias estuvieron en la mejor situación.
Aunque especialmente el dato de HEP severa es «preocupante», lo que llama la atención es que, en plena crisis de precios, este indicador no fue mucho peor que en 2021, aunque sí lo fue si se toma 2020. En 2021, la HEP estándar fue del 31,2% y la severa, 10,3%. En 2020, 21,1% y 4,8%, respectivamente.
También ha llamado la atención a los autores del estudio el resultado de otros indicadores que, si bien elevados, no lo son